Un perdon no es suficiente ( Milo (seme) x Saga) N-17
Saint Seiya Yaoi
............
Mi corazón se detuvo y se hundió en medio de un mar de desesperación e ira, al verte como lo que realmente eras un desgraciado, un interesado, que solamente apareció en mi vida por el mero interés que no pudiste costearte solo.
Frente a mí con una chica hermosa de cabello negro y mechones rojizos, ojos grandes de color rubí, una vampiresa perfecta de cuerpo esbelto y detallado, a la que abrazabas con lujuria, mientras de minutos la comenzabas a besar y lamias con fiereza su cuello, sin importarte que estuvieses en un instituto, mientras algunos profesores pasaban a tu lado, sin importarte que yo estuviera apreciando tan desagradable escena. Apreté con furia mi portafolio, en donde, con mis uñas deje un arañazo, arrugue el informe que tantos días me llevo realizar y lo bote en el suelo de la misma manera que me gustaría hacer tu cuerpo.
La desesperación que ahora me embargaba era demasiada, quería que pagaras lo que me habías hecho y si porque no que sufrieras de la misma manera, no…. que sufrieras más, porque te burlaste de un hombre casi diez años más grande que tú, por algo tan bajo, ¡por algo tan estúpido! Y peor aún, que hice sin que tú me lo pidieras…
.:.: POV Milo:.:.
En mis ocho años de carrera como profesor de algebra, había aprendido a manejar las proposiciones que los adolescentes de hoy en día, hacen con tal de aprobar una materia, evadiéndoles, reprochándoles e incluso acusándolos en dirección, había logrado quitármelos de encima un rato, hasta que llegue al salón 417.
A mitad del semestre al finalizar la clase, entro al salón un chico de larga cabellera azulada, ojos esmeralda, esbelto, alto y de piel blanca tallada por los mismos dioses, al principio me sonroje por aquel apuesto Adonis que ahora se había posado enfrente del escritorio.
-¿Profesor Milo Antares? – dijo con una voz demasiado varonil, para el adolescente que era.
Aunque al principio sabía lo que venía a buscar, algún trabajo extra, exposición o investigación con la cual pudiese amortiguar su calificación final, por lo que me mostré demasiado serio e insensible ante sus primeras palabras, pero para mi sorpresa no hizo ninguna petición parecida, simplemente me hizo la plática, me dijo su nombre y cosas que no tenían la menor importancia, sin embargo me saco de mis vacilaciones, después de entablarnos bien, me pareció un joven agradable, alocado pero era normal a su edad.
Los días venideros lo veían de vez en cuando en mi clase e incluso después de ella y comenzábamos a platicar, al grado de volvernos “amigos” a tal grado que le deje llamarme únicamente Milo. Nuestros encuentros se hicieron constantes, cada día aprendía más de él era como un libro abierto, me era adictivo estar con él, hasta que después de un mes y medio me confeso sus sentimientos hacia mí a los cuales no puede responder, él era un chico y diez años más joven que yo, la diferencia era demasiada, sin embargo era él, era mi pequeño, como a veces solía llamarlo, por lo que renunciando a todo, me deje atrapar por esos fuertes brazos ejercitados y me entregue como no lo hacía en mucho tiempo inclusive dándole mi propio orgullo, mi propio cuerpo…
Pasaron los días, comenzamos a salir, cada día eras más dulce, mas adictivo, eras mi compañero, y como era de esperarse en un idiota enamorado, el día de la evaluación te aprobé con la mejor calificación que pude poner, pues después de todo éramos amantes o al menos eso creí….
Los días pasaron igual que tu supuesto amor, te distanciaste, mencionando mi histeria y mis celos infundados y te marchaste…
.:.: Fin POV Milo:.:.
Entro en la sala de maestros en donde cerró la puerta y desesperado, alterado y rabiando arrojo las cajas al suelo, papeles e incluso algunas sillas, maldiciendo al desgraciado mocoso que atrevió a burlar sus sentimientos, su confianza y exhibirse ahora de esa manera, la pagaría, juro que la pagaría y con creces, respirando agitado dio un golpe final al muro.
…
Cerca del crepúsculo, la universidad comenzó a vaciarse, sin embargo los profesores de las clases nocturnas se quedaron en sus respectivas áreas esperando a sus estudiantes, Milo consigno al conserje entregase una nota a cierto chico peliazul. Cuando el cielo obscureció, una silueta conocida se posó sobre el marco de la puerta.
-¿Querías verme? – menciono con aquellos aires de grandeza con los que siempre hablaba.
-pasa….
-llevo prisa – menciono el aludido, pero ante la mirada penetrante de Milo, suspiro con burla y accedió al salón, el cual estaba vacío, Antares camino hacia la puerta donde la cerro y puso el pasador.
-¿así que… ahora te escondes en los laboratorios? – Rio – ¿aquí es donde te masturbas? – se apoyó en el muro de enfrente, que tenía un espejo ventana, donde vigilaban a los jóvenes de carreras químicas, en el cual del otro lado se encontraba un grupo al que impartían clase.
-hoy estuviste acompañado… -menciono de manera seria y severa, mientras se acercaba a él.
-¡oh! nos viste…
-la manera en la que se comían, podía ser vista desde cualquiera ángulo del colegio
-¿celos? O simple curiosidad… - ante aquella respuesta milo lo tomo de la muñeca de manera posesiva.
-no juegues conmigo…
-si eso es lo que eres… lo que fuiste un simple juguete, ¿porque ahora… te haces el sorprendido? – con una sonrisa en los labios, intento zafarse del amarre de Milo, quien mordió sus labios, haciendo una chasquido para propinarle un puñetazo en el rostro, que hizo tambalear al chico.
-¡jodido cabrón! – se reincorporo rabiando, respondiendo con un golpe en la mandíbula, empujando a milo, quien se fue contra unas bancas, para correr hacia la salida, la cual encontró cerrada.
-¿eso es todo? – milo se puso de pie y camino hacia el chico, quien ahora parecía asustado, en un ágil movimiento lo tomo de las muñecas para estrellarlo contra la pared.
-¡ahh! – se quejó el menor, comenzando a patalear, forcejando logro dar una patada en el estómago de milo, haciéndole doblar, aprovechando para poder apartarse de él.
-¡ya estoy harto! – lo tomo del cabello y lo jalo duramente.
-¡ahh!- grito de dolor, para acto seguido estamparse con el suelo, milo se colocó encima y comenzaron a forcejear, la fuerza del mayor era notablemente mayor al igual que sus movimientos.
-¡suéltame pendejo!
-¿Qué? ¿Tienes miedo que ahora sea yo el que te coja?
El chico abrió sus ojos por demás, empujo a milo, pero este oponiendo fuerza se levantó dándole una patada fuerte y certera en su abdomen le hizo perder el aliento, se dobló por el dolor, intentado respirar pero Milo lo levanto tomándolo del cabello y comienzo a repartir puñetazos en su rostro, el chico escupió sangre al rostro de Antares, cuando un golpe directo en la mandíbula le hizo morderse y abrirse totalmente el labio inferior. Milo lo dejo caer al suelo mientras con la mano limpiaba la sangre de su mejilla y la lamia con satisfacción. Un chico humillado y derrotado se abatía en el piso entre su propia saliva y sangre que se acumulaba en su mandíbula. Se inclinó hacia él y lo tomo fuertemente de la cintura enterrando sus uñas, volteando al joven boca arriba para que lo mirara.
-dime Saga, ¿Qué te gusto de ella? – le saco la ramera de un tirón, el chico adolorido no pudo hacer otra cosa más que comenzar a pegarle en el pecho, pero sus manos fueron detenidas por una de Milo. – ¿sus enormes senos? – paso una mano por el tórax del chico, quien tembló y lo miro con desprecio
-¿te has rendido ya? – rio - ¿Por qué me miras así? Te molesta que ahora el juguete juegue con el amo – desabrocho el pantalón de saga, quien intento moverse, pero con aquellos movimientos solo logro que se le hiciera más fácil a milo, desprenderle aquella prenda, dejándolo únicamente en ropa interior y zapatos, milo se aproximó a su rostro.
-acaso fue su buena figura – lamio su cuello –fue… su estrecha entrada – bajo su mano hacia el miembro de Saga el cual apretó con rudeza.
-o quizá… es demasiado puta, que ni eso
-¡basta de tus juegos y suéltame jodido bastardo! – milo tomo el cinturón de saga y pese a su resistencia le amarro ambas manos, recibiendo unos que otros arañazos, teniéndolo sujeto, ejerció presión sobre el para calmar sus piernas con su propio peso, teniéndolo ahora a su merced, poseyó su cuello, mordiéndolo de manera brutal, clavando sus dientes, con toda su fuerza, sacándole un riachuelo de sangre, saga grito desesperado y adolorido, pero milo seguía ejerciendo presión, manchando sus propias mejillas de aquel rojizo néctar, el cual después lamio con satisfacción.
-eres un enfermo… - milo lo miro con odio, mientras aún se retorcía de dolor
-eres el menos indicado para decirme eso, me utilizaste de una manera tan baja, tan estúpida, pero ahora… -se puso de pie, jalando a saga, quien al no poder contenerse cayó al suelo, por lo que milo le arrastro hacia el otro lado del salón, llevándolo hasta el muro donde se visualizaba el otro salón.
-¡sentirás lo mismo!
Levanto a Saga y le obligo a apoyarse en el escritorio donde tiro sus papeles y su portafolio, como pudo atranco el cinturón en la silla de enfrente, para que Saga quedara acomodado inclinado y sostenido, evitando que escapara, a pesar de sus forcejeos solo conseguía lastimarse las muñecas, pues la silla atrancaba con la parte hueca del escritorio, impidiéndole moverse.
-dime saga, ¿fue…tan difícil entrar a mi clase? Pero… fue muy fácil…
-¿cojerte? – menciono a pesar de su posición, milo enfurecido tomo una regla de madera que estaba en el piso y comenzó a darle reglazos en los glúteos de manera fuerte y certera, saga mordió sus labios, para no mostrarle señal alguna a Milo, quien bajo el cierre de su pantalón para dejarlo hasta sus rodillas y frotar su endurecido miembro contra la entrada de saga por encima de la ropa, este abrió los ojos por demás, a sabiendas de lo que le esperaba.
-vamos gime….gime como le hacías gritar a aquella puta… o ¿acaso tienes miedo de que te escuchen? O quizá es tu orgullo, ser siempre el amo ¿Eh? – con rudeza lo volteo para quedar acostado en el escritorio y el cinturón se retorciera apretándole más las manos, bajo su bóxer, dejándolo desnudo y admirando su falo que comenzaba a despertar
-¡eres una zorra, ya la tienes dura! ¡Te gusta que te trate como lo que eres, una perra! – saga desvió la mirada, pero la mano de milo le tomo de la barbilla apretándola duramente.
-¡quiero ver la cara de puto que pones cuando te la meta!
-¡milo! - menciono exaltado y con miedo pero un gemido ahogado en dolor le hizo callar y atragantarse pues una estocada certera profunda y sin escrúpulos se abrió entre los anillos de carne de su cerrada y virgen entrada.
-¡ahhh!! – gimió con dolor, sus piernas comenzaron a temblarle y un hilo rojo carmesí comenzó a desbocarse entre sus piernas, su respiración se entre cortaba pero su corazón latía con rapidez y desesperación.
Un gemido gutural salió de la boca de milo, mientras se aferró a esas piernas blancas que ahora temblaban por la dura intromisión y comenzó a embestirlo una y otra vez, haciendo que la misma entrada de Saga comenzara a escurrir sus propios jugos junto con su propia sangre escurrían por sus glúteos, haciendo un pequeño charquillo en el escritorio, los chirridos que provoca la fricción entre ellos y el líquido pre – semenal de milo fusionándose con la entrada del menor, saga gemía con desesperación por aquellas punzadas que desprendía su cuerpo, mientras su rostro surcado por el dolor, por lo que comenzó a arañarle el rostro y el cuello haciéndole heridas finas y profundas que comenzaron a sangrar, Milo estaba excitado de ver ese rostro lloroso y suplicante, por lo que deseoso de más comenzó a ahorcarlo apretándole el cuello con una mano impidiendo el paso del aire a sus pulmones.
Humillado y por la falta de aire, saga comenzó a desvariar y balbucear palabras inentendibles, mientras lagrimas escurrían de sus ojos, movía sus brazos intentando liberarse, rasguñando las manos de milo, la falta de oxígeno a sus pulmones, le hacía perder la cabeza, su propia lengua se enredaba en su boca lastimada, haciendo sonidos guturales y atragantados, por lo que Antares al fin le libero, dejándole dar un respiro entrecortado.
-¡te encanta sentir mi verga, verdad! ¡Admítelo! – sus movimientos se hicieron más fuertes hasta que se vino dentro del peliazul, quien arqueo su espalda y dando un grito se corrió también, ensuciando su abdomen.
Milo salió de su interior, por lo que la entrada de saga se contrajo de nuevo y de ella comenzó a salir el semen de Antares. Saga aún era atacado por los espasmos y por la humillación, miro a milo con los ojos llorosos, quien se alejó de él, para conducirse al estante, tomo un artefacto y abrió su portafolio donde saco una pequeña botella. Intrigado por lo que sucedería, saga tembló al verlo acercarse de nuevo.
-¡perdóname milo! Siento lo que te hice pero por favor déjame ir… - menciono suplicante, al verlo sacar una jeringa, la lleno con el líquido blancuzco de la botella
-un perdón no es suficiente – abrió los glúteos de saga e introdujo aquella jeringa en su entrada para llenarla de ese liquido
-¡ahhh!! – exclamo consternado y retorciéndose
-entonces…. ¡Qué quieres de mi… ya te he pedido! ¡ahh! ¡Perdón! - milo comenzó a reír
-quiero que sufras, que implores mi piedad… - saga lo miro confuso, pero su cuerpo comenzó a calentarse y una sensación extraña lo invadió
-que me esta….¡que me está pasando! – menciono asustado al ver como su miembro se erguía y sentía vibraciones en la parte del abdomen y el calor se apoderaba de él
Aun amarrado, milo lo subió mas al escritorio con sus piernas flexionadas y abiertas rozando el borde.
-no puedes decirle esto a nadie…. Sé que no eres un niño, pero…. Si sabes lo que te conviene, más te vale cerrar tu maldita boca – le beso el cuello, mientras levantaba una probeta de vidrio.
-milo…. yo… - fue callado y sus ojos se abrieron por demás al sentir como la probeta era introducida en su interior lubricado por el semen anterior que aun yacía dentro de él, se tensó ejerciendo presión en su entrada
-MI… -una mano se colocó en su boca
-shhtt… relájate… porque si ejerces mucha presión se romperá, al igual que si intentas moverte… -menciono como si nada, volteo a ver el reloj. 8:50 se acercaba el cambio de clase.
-mi…milo…. – sus labios temblaban, tenía miedo, si de todo lo que ahora pasaba, el aludido recogió sus cosas y empezó a reír
-¿Quién es el juguete ahora? – Miro a saga con burla, pues verlo de esa manera era tan deplorable - así que ya sabes “corazón” –menciono con énfasis en lo último, salió del salón sin importarle las consecuencias de sus actos, sin importarle la situación de saga, quizá en ese momento su mente se bloqueó.
Al encontrarse solo saga temblaba y lloriqueaba, sentía como al minúsculo movimiento ejercía presión y peor aún sus piernas comenzaban a resbalar por el borde del escritorio, a pesar de su intento enorme por detenerlas.
-¡Milo! ¡Milo! – llamo con desesperación, mientras lloraba, pues no lo soportaría más.
Antes de salir, retumbo en el pasillo un grito, junto con el sonido de un vidrio rompiéndose [ parte de la probeta que quedaba fuera y que había caído al piso>
Por lo que los profesores de salones continuos salieron, para saber que ocurría entrando a aquel laboratorio encontrando una escena terrorífica. Mientras el profesor Milo Antares salía por la puerta principal.
............
Mi corazón se detuvo y se hundió en medio de un mar de desesperación e ira, al verte como lo que realmente eras un desgraciado, un interesado, que solamente apareció en mi vida por el mero interés que no pudiste costearte solo.
Frente a mí con una chica hermosa de cabello negro y mechones rojizos, ojos grandes de color rubí, una vampiresa perfecta de cuerpo esbelto y detallado, a la que abrazabas con lujuria, mientras de minutos la comenzabas a besar y lamias con fiereza su cuello, sin importarte que estuvieses en un instituto, mientras algunos profesores pasaban a tu lado, sin importarte que yo estuviera apreciando tan desagradable escena. Apreté con furia mi portafolio, en donde, con mis uñas deje un arañazo, arrugue el informe que tantos días me llevo realizar y lo bote en el suelo de la misma manera que me gustaría hacer tu cuerpo.
La desesperación que ahora me embargaba era demasiada, quería que pagaras lo que me habías hecho y si porque no que sufrieras de la misma manera, no…. que sufrieras más, porque te burlaste de un hombre casi diez años más grande que tú, por algo tan bajo, ¡por algo tan estúpido! Y peor aún, que hice sin que tú me lo pidieras…
.:.: POV Milo:.:.
En mis ocho años de carrera como profesor de algebra, había aprendido a manejar las proposiciones que los adolescentes de hoy en día, hacen con tal de aprobar una materia, evadiéndoles, reprochándoles e incluso acusándolos en dirección, había logrado quitármelos de encima un rato, hasta que llegue al salón 417.
A mitad del semestre al finalizar la clase, entro al salón un chico de larga cabellera azulada, ojos esmeralda, esbelto, alto y de piel blanca tallada por los mismos dioses, al principio me sonroje por aquel apuesto Adonis que ahora se había posado enfrente del escritorio.
-¿Profesor Milo Antares? – dijo con una voz demasiado varonil, para el adolescente que era.
Aunque al principio sabía lo que venía a buscar, algún trabajo extra, exposición o investigación con la cual pudiese amortiguar su calificación final, por lo que me mostré demasiado serio e insensible ante sus primeras palabras, pero para mi sorpresa no hizo ninguna petición parecida, simplemente me hizo la plática, me dijo su nombre y cosas que no tenían la menor importancia, sin embargo me saco de mis vacilaciones, después de entablarnos bien, me pareció un joven agradable, alocado pero era normal a su edad.
Los días venideros lo veían de vez en cuando en mi clase e incluso después de ella y comenzábamos a platicar, al grado de volvernos “amigos” a tal grado que le deje llamarme únicamente Milo. Nuestros encuentros se hicieron constantes, cada día aprendía más de él era como un libro abierto, me era adictivo estar con él, hasta que después de un mes y medio me confeso sus sentimientos hacia mí a los cuales no puede responder, él era un chico y diez años más joven que yo, la diferencia era demasiada, sin embargo era él, era mi pequeño, como a veces solía llamarlo, por lo que renunciando a todo, me deje atrapar por esos fuertes brazos ejercitados y me entregue como no lo hacía en mucho tiempo inclusive dándole mi propio orgullo, mi propio cuerpo…
Pasaron los días, comenzamos a salir, cada día eras más dulce, mas adictivo, eras mi compañero, y como era de esperarse en un idiota enamorado, el día de la evaluación te aprobé con la mejor calificación que pude poner, pues después de todo éramos amantes o al menos eso creí….
Los días pasaron igual que tu supuesto amor, te distanciaste, mencionando mi histeria y mis celos infundados y te marchaste…
.:.: Fin POV Milo:.:.
Entro en la sala de maestros en donde cerró la puerta y desesperado, alterado y rabiando arrojo las cajas al suelo, papeles e incluso algunas sillas, maldiciendo al desgraciado mocoso que atrevió a burlar sus sentimientos, su confianza y exhibirse ahora de esa manera, la pagaría, juro que la pagaría y con creces, respirando agitado dio un golpe final al muro.
…
Cerca del crepúsculo, la universidad comenzó a vaciarse, sin embargo los profesores de las clases nocturnas se quedaron en sus respectivas áreas esperando a sus estudiantes, Milo consigno al conserje entregase una nota a cierto chico peliazul. Cuando el cielo obscureció, una silueta conocida se posó sobre el marco de la puerta.
-¿Querías verme? – menciono con aquellos aires de grandeza con los que siempre hablaba.
-pasa….
-llevo prisa – menciono el aludido, pero ante la mirada penetrante de Milo, suspiro con burla y accedió al salón, el cual estaba vacío, Antares camino hacia la puerta donde la cerro y puso el pasador.
-¿así que… ahora te escondes en los laboratorios? – Rio – ¿aquí es donde te masturbas? – se apoyó en el muro de enfrente, que tenía un espejo ventana, donde vigilaban a los jóvenes de carreras químicas, en el cual del otro lado se encontraba un grupo al que impartían clase.
-hoy estuviste acompañado… -menciono de manera seria y severa, mientras se acercaba a él.
-¡oh! nos viste…
-la manera en la que se comían, podía ser vista desde cualquiera ángulo del colegio
-¿celos? O simple curiosidad… - ante aquella respuesta milo lo tomo de la muñeca de manera posesiva.
-no juegues conmigo…
-si eso es lo que eres… lo que fuiste un simple juguete, ¿porque ahora… te haces el sorprendido? – con una sonrisa en los labios, intento zafarse del amarre de Milo, quien mordió sus labios, haciendo una chasquido para propinarle un puñetazo en el rostro, que hizo tambalear al chico.
-¡jodido cabrón! – se reincorporo rabiando, respondiendo con un golpe en la mandíbula, empujando a milo, quien se fue contra unas bancas, para correr hacia la salida, la cual encontró cerrada.
-¿eso es todo? – milo se puso de pie y camino hacia el chico, quien ahora parecía asustado, en un ágil movimiento lo tomo de las muñecas para estrellarlo contra la pared.
-¡ahh! – se quejó el menor, comenzando a patalear, forcejando logro dar una patada en el estómago de milo, haciéndole doblar, aprovechando para poder apartarse de él.
-¡ya estoy harto! – lo tomo del cabello y lo jalo duramente.
-¡ahh!- grito de dolor, para acto seguido estamparse con el suelo, milo se colocó encima y comenzaron a forcejear, la fuerza del mayor era notablemente mayor al igual que sus movimientos.
-¡suéltame pendejo!
-¿Qué? ¿Tienes miedo que ahora sea yo el que te coja?
El chico abrió sus ojos por demás, empujo a milo, pero este oponiendo fuerza se levantó dándole una patada fuerte y certera en su abdomen le hizo perder el aliento, se dobló por el dolor, intentado respirar pero Milo lo levanto tomándolo del cabello y comienzo a repartir puñetazos en su rostro, el chico escupió sangre al rostro de Antares, cuando un golpe directo en la mandíbula le hizo morderse y abrirse totalmente el labio inferior. Milo lo dejo caer al suelo mientras con la mano limpiaba la sangre de su mejilla y la lamia con satisfacción. Un chico humillado y derrotado se abatía en el piso entre su propia saliva y sangre que se acumulaba en su mandíbula. Se inclinó hacia él y lo tomo fuertemente de la cintura enterrando sus uñas, volteando al joven boca arriba para que lo mirara.
-dime Saga, ¿Qué te gusto de ella? – le saco la ramera de un tirón, el chico adolorido no pudo hacer otra cosa más que comenzar a pegarle en el pecho, pero sus manos fueron detenidas por una de Milo. – ¿sus enormes senos? – paso una mano por el tórax del chico, quien tembló y lo miro con desprecio
-¿te has rendido ya? – rio - ¿Por qué me miras así? Te molesta que ahora el juguete juegue con el amo – desabrocho el pantalón de saga, quien intento moverse, pero con aquellos movimientos solo logro que se le hiciera más fácil a milo, desprenderle aquella prenda, dejándolo únicamente en ropa interior y zapatos, milo se aproximó a su rostro.
-acaso fue su buena figura – lamio su cuello –fue… su estrecha entrada – bajo su mano hacia el miembro de Saga el cual apretó con rudeza.
-o quizá… es demasiado puta, que ni eso
-¡basta de tus juegos y suéltame jodido bastardo! – milo tomo el cinturón de saga y pese a su resistencia le amarro ambas manos, recibiendo unos que otros arañazos, teniéndolo sujeto, ejerció presión sobre el para calmar sus piernas con su propio peso, teniéndolo ahora a su merced, poseyó su cuello, mordiéndolo de manera brutal, clavando sus dientes, con toda su fuerza, sacándole un riachuelo de sangre, saga grito desesperado y adolorido, pero milo seguía ejerciendo presión, manchando sus propias mejillas de aquel rojizo néctar, el cual después lamio con satisfacción.
-eres un enfermo… - milo lo miro con odio, mientras aún se retorcía de dolor
-eres el menos indicado para decirme eso, me utilizaste de una manera tan baja, tan estúpida, pero ahora… -se puso de pie, jalando a saga, quien al no poder contenerse cayó al suelo, por lo que milo le arrastro hacia el otro lado del salón, llevándolo hasta el muro donde se visualizaba el otro salón.
-¡sentirás lo mismo!
Levanto a Saga y le obligo a apoyarse en el escritorio donde tiro sus papeles y su portafolio, como pudo atranco el cinturón en la silla de enfrente, para que Saga quedara acomodado inclinado y sostenido, evitando que escapara, a pesar de sus forcejeos solo conseguía lastimarse las muñecas, pues la silla atrancaba con la parte hueca del escritorio, impidiéndole moverse.
-dime saga, ¿fue…tan difícil entrar a mi clase? Pero… fue muy fácil…
-¿cojerte? – menciono a pesar de su posición, milo enfurecido tomo una regla de madera que estaba en el piso y comenzó a darle reglazos en los glúteos de manera fuerte y certera, saga mordió sus labios, para no mostrarle señal alguna a Milo, quien bajo el cierre de su pantalón para dejarlo hasta sus rodillas y frotar su endurecido miembro contra la entrada de saga por encima de la ropa, este abrió los ojos por demás, a sabiendas de lo que le esperaba.
-vamos gime….gime como le hacías gritar a aquella puta… o ¿acaso tienes miedo de que te escuchen? O quizá es tu orgullo, ser siempre el amo ¿Eh? – con rudeza lo volteo para quedar acostado en el escritorio y el cinturón se retorciera apretándole más las manos, bajo su bóxer, dejándolo desnudo y admirando su falo que comenzaba a despertar
-¡eres una zorra, ya la tienes dura! ¡Te gusta que te trate como lo que eres, una perra! – saga desvió la mirada, pero la mano de milo le tomo de la barbilla apretándola duramente.
-¡quiero ver la cara de puto que pones cuando te la meta!
-¡milo! - menciono exaltado y con miedo pero un gemido ahogado en dolor le hizo callar y atragantarse pues una estocada certera profunda y sin escrúpulos se abrió entre los anillos de carne de su cerrada y virgen entrada.
-¡ahhh!! – gimió con dolor, sus piernas comenzaron a temblarle y un hilo rojo carmesí comenzó a desbocarse entre sus piernas, su respiración se entre cortaba pero su corazón latía con rapidez y desesperación.
Un gemido gutural salió de la boca de milo, mientras se aferró a esas piernas blancas que ahora temblaban por la dura intromisión y comenzó a embestirlo una y otra vez, haciendo que la misma entrada de Saga comenzara a escurrir sus propios jugos junto con su propia sangre escurrían por sus glúteos, haciendo un pequeño charquillo en el escritorio, los chirridos que provoca la fricción entre ellos y el líquido pre – semenal de milo fusionándose con la entrada del menor, saga gemía con desesperación por aquellas punzadas que desprendía su cuerpo, mientras su rostro surcado por el dolor, por lo que comenzó a arañarle el rostro y el cuello haciéndole heridas finas y profundas que comenzaron a sangrar, Milo estaba excitado de ver ese rostro lloroso y suplicante, por lo que deseoso de más comenzó a ahorcarlo apretándole el cuello con una mano impidiendo el paso del aire a sus pulmones.
Humillado y por la falta de aire, saga comenzó a desvariar y balbucear palabras inentendibles, mientras lagrimas escurrían de sus ojos, movía sus brazos intentando liberarse, rasguñando las manos de milo, la falta de oxígeno a sus pulmones, le hacía perder la cabeza, su propia lengua se enredaba en su boca lastimada, haciendo sonidos guturales y atragantados, por lo que Antares al fin le libero, dejándole dar un respiro entrecortado.
-¡te encanta sentir mi verga, verdad! ¡Admítelo! – sus movimientos se hicieron más fuertes hasta que se vino dentro del peliazul, quien arqueo su espalda y dando un grito se corrió también, ensuciando su abdomen.
Milo salió de su interior, por lo que la entrada de saga se contrajo de nuevo y de ella comenzó a salir el semen de Antares. Saga aún era atacado por los espasmos y por la humillación, miro a milo con los ojos llorosos, quien se alejó de él, para conducirse al estante, tomo un artefacto y abrió su portafolio donde saco una pequeña botella. Intrigado por lo que sucedería, saga tembló al verlo acercarse de nuevo.
-¡perdóname milo! Siento lo que te hice pero por favor déjame ir… - menciono suplicante, al verlo sacar una jeringa, la lleno con el líquido blancuzco de la botella
-un perdón no es suficiente – abrió los glúteos de saga e introdujo aquella jeringa en su entrada para llenarla de ese liquido
-¡ahhh!! – exclamo consternado y retorciéndose
-entonces…. ¡Qué quieres de mi… ya te he pedido! ¡ahh! ¡Perdón! - milo comenzó a reír
-quiero que sufras, que implores mi piedad… - saga lo miro confuso, pero su cuerpo comenzó a calentarse y una sensación extraña lo invadió
-que me esta….¡que me está pasando! – menciono asustado al ver como su miembro se erguía y sentía vibraciones en la parte del abdomen y el calor se apoderaba de él
Aun amarrado, milo lo subió mas al escritorio con sus piernas flexionadas y abiertas rozando el borde.
-no puedes decirle esto a nadie…. Sé que no eres un niño, pero…. Si sabes lo que te conviene, más te vale cerrar tu maldita boca – le beso el cuello, mientras levantaba una probeta de vidrio.
-milo…. yo… - fue callado y sus ojos se abrieron por demás al sentir como la probeta era introducida en su interior lubricado por el semen anterior que aun yacía dentro de él, se tensó ejerciendo presión en su entrada
-MI… -una mano se colocó en su boca
-shhtt… relájate… porque si ejerces mucha presión se romperá, al igual que si intentas moverte… -menciono como si nada, volteo a ver el reloj. 8:50 se acercaba el cambio de clase.
-mi…milo…. – sus labios temblaban, tenía miedo, si de todo lo que ahora pasaba, el aludido recogió sus cosas y empezó a reír
-¿Quién es el juguete ahora? – Miro a saga con burla, pues verlo de esa manera era tan deplorable - así que ya sabes “corazón” –menciono con énfasis en lo último, salió del salón sin importarle las consecuencias de sus actos, sin importarle la situación de saga, quizá en ese momento su mente se bloqueó.
Al encontrarse solo saga temblaba y lloriqueaba, sentía como al minúsculo movimiento ejercía presión y peor aún sus piernas comenzaban a resbalar por el borde del escritorio, a pesar de su intento enorme por detenerlas.
-¡Milo! ¡Milo! – llamo con desesperación, mientras lloraba, pues no lo soportaría más.
Antes de salir, retumbo en el pasillo un grito, junto con el sonido de un vidrio rompiéndose [ parte de la probeta que quedaba fuera y que había caído al piso>
Por lo que los profesores de salones continuos salieron, para saber que ocurría entrando a aquel laboratorio encontrando una escena terrorífica. Mientras el profesor Milo Antares salía por la puerta principal.
Comentarios
Publicar un comentario